Directions
1Limpie muy bien los mejillones bajo el chorro de agua fría. Una vez limpios, se colocan en una cacerola grande, tápelos y déjelos que se abran con su propio vapor, a fuego fuerte, removiendo la cacerola de vez en cuando para que todos se abran por igual. Este proceso tarda unos 3-5 minutos, dependiendo del tamaño de los mejillones. Solamente deben abrirse las conchas. Si los deja más tiempo se deshidratarán, encogerán y perderán ese sabor a “mar” que tienen los mejillones en su punto de cocción.
2Se retiran del fuego y se destapan. Saque una taza del líquido que han soltado los mejillones para preparar la salsa. Deje los mejillones en el resto del líquido para que se conserven tibios y jugosos mientras preparamos la salsa.
3Mezcle la mantequilla y la harina en un tazón pequeño hasta formar una pasta y ponga a un lado.
4Combine las cebollas picadas y el vino en un bol pequeño y ponga a fuego alto hasta que gran parte del líquido se haya evaporado (unos 2 minutos). Agregue la taza del líquido de los mejillones y deje hervir suavemente otros 2 minutos. Añada la mezcla reservada de mantequilla y harina, mezclándola vigorosamente para que no se formen pelotas. Déjela hervir por unos 5 minutos hasta que espese ligeramente, añadiendo un poco más del líquido de los mejillones si queda demasiado espesa. Salpimentar al gusto.
5Hierva ahora la pasta en abundante agua hirviendo con sal durante 5-6 minutos. Escúrrala y colóquela en una fuente de servir. Vierta sobre ella la salsa muy caliente y los mejillones reservados, escurridos de su caldo. Rocíe con un poco de aceite de oliva virgen.
Mayra P.
June 23, 2016
No va a gustar a todos los paladares. Particularmente creo que la pasta tiene mejor sabor con otros ingredientes.